18 de agosto de 2013

Juntando letras para mi amigo Albert. La respuesta.

Estimado compañero blogger, y periodista, Albert,

Empiezo por darle las gracias por las interesantes enseñanzas que contiene la carta. Se ha tomado muy en serio enseñarnos el camino correcto en este caso y eso le honora. Mis respetos.

Aviso que voy a ir en orden de su carta, porque así se rebate mejor y puede hacer más sencillo seguir el debate a los demás, si es que a alguien le interesa realmente esto. Debate, por supuesto, nadie intenta imponer el pensamiento único como hacen nuestros dirigentes políticos. Por eso estamos invirtiendo tiempo los dos. Y otra gente leyendo y pensando a la vez que somos unos imbéciles con poca feina estos días.

Mire, yo conozco a Rosanna, poco, pero la conozco en persona y me parece una bloggera interesante y que no se anda por las ramas. Además de entender del mundillo. Ha participado en el libro de los Roca, por ejemplo, a los que sin duda conoce bien. Y ella explica las cosas de forma directa. Si en la descripción de un plato dice "soso" es que estaba soso y todos sabemos lo que eso significa. Y si dice bien, pues más aún. ¿Qué necesidad hay de disfrazar el lenguaje con barroquismos excesivos que a nadie le interesan? Ni ella ni yo, somos Anton Ego y nos importa un carajo el disfraz del lenguaje, por lo visto. No se dirige a los críticos del NY Times. Si yo digo que un bocadillo está bueno, la gente que me lee lo entiende. Incluso la gente que lee blogs de más alta alcurnia y pretensiones puede llegar a entenderlo. Esto que usted comenta me parece también un ataque gratuito hacia Rosanna, ciertamente innecesario y algo clasista incluso. Regol hay uno y no queremos suplantarlo. Otros lo han intentado y no han tenido éxito, como bien sabrá. Al parecer es él el que se acerca últimamente a los locales que hasta ahora sólo eran para parias de la blogosfera, cosa que nos honra a todos, aunque no diga "soso" ni "bien" todas las veces que lo decimos nosotros. También le diré que no a toda la blogosfera le gusta Regol ni creen en él, pero eso también lo sabe.
Lo que sólo faltaría es que tuviésemos que hacer el curso de crítico gastronómico de Capel para poder escribir en nuestro blog y hacer fotos de baja calidad con un móvil. En todo caso, la libertad para no leernos es la misma que para hacerlo, así que si a alguien no le gusta el cómo hablamos o cómo escribimos, sólo tienen que dejar de hacer clic en su navegador. Fácil y muy barato.
El debate sobre las mesas y el precio tampoco me interesa mucho, si no hubiese ese olor clasista que te golpea en la cara cuando te lo plantan en la puerta. Se puede decir de muchas formas lo mismo, y con el dineral que se han gastado en publicidad, podrían haber pensado un poquito más para evitar quedar como unos clasistas pijos, la verdad. Porque ser clasista rojo es menos interesante y todos lo sabemos. El clasismo del que te echa en cara con poca gracia "eres pobre no tienes acceso a esto" es simplemente asqueroso y obsceno. En el bar de la esquina simplemente te dicen que si no vas a comer no ocupes la mesa, que vayas a la barra. No creo que sea lo mismo. Hablamos de consumir una coca cola o consumir un menú en una mesa. En el innombrable no es eso.

Sobre el derecho a réplica, nadie lo ha cercenado ni se pretende. Yo sólo digo que lo que hay que tener es cuidado cuando reclamas ser un profesional y pides profesionalidad. Si eres el dueño del innombrable, pues vigila lo que dices o tu fama va a empeorar. Si eres un profesional deberías saberlo. Si crees que Rosanna no lo es, no le hagas caso. Dedícate a agasajar a otros profesionales y ya está. Es la diferencia entre el profesional y el no profesional que él mismo reclama. No te comportes como un navajero despechado y todo te irá mejor. Si el profesional está nervioso porque no le va bien el negocio, que se rebane los sesos o que contrate a alguien de ESADE o similar para ser asesorado. Pero que no descargue su ira y quede como un amateur del tres al cuarto contra una blogger que se acogió a su mismo derecho de libertad de expresión. Que nos critiquen, que lo hagan, pero con corrección, como reclama él mismo. No vale hacer lo que acabas de decir que no te gusta que te hagan.

En lo de la blogosfera y el corporativismo, por ahí sí que no. Decían The Rossinis en el Via Lliure hace un par de semanas que la blogosfera catalana era como una gran familia. Los Soprano y los Corleone también eran una gran familia. Y yo no pienso defender a no sé quién por ser blogger, faltaría más. Defenderé la causa que me parezca justa. Hay bloggers que no me interesan un carajo y por los que no moveré un dedo en sus guerras eternas. Ni espero ningua fidelidad ni caridad a cambio.
La blogosfera no existe. Somos nosotros. Individuos con afinidades y que escriben. Y como conozco a Rosanna y me fio de ella, salgo en su "defensa" aunque no le haga ninguna falta. Corporativismos los justos, ni me gustan ni quiero verlos ni aquí ni entre el profesorado de instituto y sindicatos obsoletos jurásicos. Hay bloggers con blog, bloggers con carrera de Periodismo y periodistas con blog. Y en todos sitios hay gente válida, incapaces y buenas y malas personas. Yo hablo por los que conozco. La etiqueta blogger me importa bien poco. Como el corporativismo de los periodistas gastronómicos. Ni sé lo que es ni me importa que se defiendan o se maten entre ellos. Como usted dice, soy lo suficientemente sabio y sé lo que hay por ahí.

Sobre lo de las burradas que se dicen en los dos bandos, me suena un poco a lo de las burradas que se cometieron en la Guerra Civil. Haberlas haylas, pero comparar una cosa con la otra es posicionarse a favor del ganador y poderoso. En este caso, el tal Parrado, al que no conozco pero del que ya me hago una idea por cómo escribe. Tampoco aguanto a los que ganaron la Guerra Civil.

Llegamos al tema de la responsabilidad. Éste es el tema importante del post. Si tengo un blog y la gente me lee por encima de mis posibilidades, tengo una responsabilidad, sí. Pero para los lectores, no para el local que hace mal las cosas según he podido creer y bajo mi personal punto de vista.
Es decir, me parece que nos callamos demasiadas veces las cosas negativas por el miedo a esa responsabilidad y por el miedo al temor de que un local pueda cerrar por "nuestra" culpa. Primero que no creo que tengamos ese poder a no ser que seamos la Zagat o el Time Out New York. De verdad, hay mucha gente que va a restaurantes sin tener ni idea de lo que es un blog. Se llama mundo real y existe. No todo el mundo busca información en Internet cuando busca un sitio a donde ir. No nos creamos tan importantes. Segundo que la contrapartida es hacer que muchos consumidores se dejen mucho dinero en locales que no valen la pena, a los que nosotros sí que fuimos y sobre los que no alertamos en su momento. ¿Qué va primero, el derecho del local a existir y hacerlo mal o el derecho a avisar a la gente a que no se gaste los cuatro euros que ha juntado en el bolsillo? Demasiado miedo y demasiada opinión secuestrada por ese miedo al daño a locales que igual no deberían estar en funcionamiento según sus méritos gastronómicos o profesionales.
¿Todo vale con tal de que haya trabajo para algunas personas? Lo que podemos hacer después, siguiendo esta lógica ilógica es dejar que nos envenenen en algunos sitios si con eso conseguimos que un entrepreneur dé trabajo a 5 personas. Ya está bien de ese discurso, ¿no? Hay que callar por el bien de unos incapaces timadores (en el peor de los casos) para que puedan seguir engañando a unos pocos incautos. Pues igual YA NO. Esto no significa expropiar locales y que unos burócratas decidan qué se sirve en los locales propiedad del Estado. Significa capitalismo ortodoxo, oferta y demanda. El que no valga, fuera. No ocultarlo porque eso sí que parece, como mínimo, corporativismo. Defensa y elogio del restaurante incapaz. No en mi nombre.
Y no abogo por la crítica gratuita, pero si te sientes engañado, estafado o simplemente no te gustó, habrá que decirlo. Que se sepa. No sé qué método hay que utilizar (yo Twitter hasta ahora) pero tal vez haya que hacerlo.
En la historia de mi blog de visitas a locales sólo hice una crítica negativa entendida como "no vayáis porque no vale la pena". Y como bien dices Albert, no hizo falta para que cerrara el local, puesto que había cerrado tres días antes según me comentó en un tweet el amigo Adelf Morales, chef de Topik. Y retiré el post porque ya no servía de nada. Como aquel local. Y me supo mal por los trabajadores, pero igual se evitó que la gente se gastara ese dinero que tanto cuesta conseguir.

Sobre lo de escribir de un restaurante dos veces antes de criticar, hasta aquí podríamos llegar, amigo. ¿Cuál es el presupuesto del NYT? ¿Y el mío? ¿Lo hace Arenós, Capel o Regol cuando va a una inauguración? ¿Lo hacen los críticos del Què Fem o del Time Out en Barcelona? Esto queda bien y muy digno, pero es INVIABLE para los bloggers de poca monta como nosotros. Como no somos profesionales ni lo pretendemos ni sabemos de nada, vamos generalmente una vez, hacemos esa crónica según nos haya parecido y el que quiera leernos, adelante. Si volvemos es porque nos gustó la primera y porque queremos probar más platos. No venimos a sentar cátedra y no hay que complicarse tanto, ni tan solo de cara a la galería. Sólo nos faltaba un código blogger para que los justos e incorruptibles nos hagan ver el camino, nos impongan un Comité de Salvación Pública y se hagan con el poder de decidir qué blog lo hace bien y cuál lo hace mal.

Esto es mucho más fácil: te gusta quien escribe y cómo, lo lees. Si no, pues no malgastes tu tiempo. Como hago yo. Ni soy periodista ni lo pretendo. Que no vengan buscando a Pau Arenós en lahoradelbagel.com porque no lo van a encontrar. Faltaría más. Una afición que me ocupa media hora a la semana no puede ser tan complicada. Amigo restaurador, hágalo bien y tendrá buenas críticas. De indocumentados como yo, o de críticos con gusto y título. En pocos sectores se dan dos oportunidades. Seamos serios. ¿O usted, como periodista que es, pide publicar un texto dos veces en el Suplemento dominical de La Vanguardia? ¿O se la dan una vez publicado? Si un restaurador no es capaz de ofrecer lo que debe, no es mi problema, es el suyo como profesional que es. Luego te cobra la cuenta completa (normalmente) aunque haya tenido un mal día, y no ajustan los precios de la carta al estado de forma del cocinero o servicio de sala. Se paga a precio profesional, se critica como queramos. Esto no es nihilismo ni lo pretende. No nos hagamos los Justos ni los Salvadores de nada.

En el tema que viene sobre blogs, publicidad y cobros, simplemente me parece que está usted ajustando cuentas con alguien. No conmigo, creo porque nunca cobré de nadie, pero sí con otras personas que no salen en el post y a los que por alguna razón les quiere dar un toque aprovechando la coyuntura.
La gente es libre de hacer lo que quiera y como crea conveniente. No creo que haya ni un blogger con más de 100000 visitas al año que esté libre de pecado. Ni siquiera yo mismo, por supuesto. Algun evento ha caído, pero siempre como dije en algún otro post de este blog avisando. "Patrocinado por", "Gracias a". Si fui en AVE al Fòrum de Girona fue gracias a Estrella, sí, lo que no hace que vaya a decir nunca que se la beban porque me parece una cerveza bastante flójer. Tampoco les diré que se beban la otra, la de los (M)odernos, tranquilos. No creo que haya que justificar el porqué hicimos una cosa u otra, no hace falta, pero que se diga si vas a hacer un publirreportaje. Yo no he cobrado jamás de la cervecera antes mencionada, pero usted sí, como reconoce, y eso no lo hace ni más fiable ni menos. Es simplemente un hecho. Si a un blogger le ofrecen cobrar por hacer lo que ya hace en su blog, pues que haga lo que quiera. La responsabilidad será del contratante, no del contratado. Desde aquí me ofrezco a Fort, Mikkeler o Brewdog por si me necesitan para sus blogs y cobrar poco dinero y mucha especie.
La blogosfera no es pura. Como la familia que decía antes. Pero es algo que no me importa mucho porque poco puedo hacer ante eso. Que cada uno decida lo que quiera hacer. El problema con escribir es que cualquiera puede hacerlo. O eso parece. Y el problema, repito, no es del que escribe si no del que lo contrata para escribir antes que a un profesional, por ejemplo.
No pontifiquemos al respecto ni seamos Pater Bloggis porque no hay nada que hacer. Miserias cada uno las suyas y maneras de ganarse la vida también. No somos ejemplo de nada y esperemos que nadie nos tome como lo mismo. Yo predico para mi desierto.

Sé que aquí nadie trata de ganarse favores, queda claro y lo sé porque le conozco un poco. Con ese mismo argumento yo tampoco trato de ganarme enemigos entre los restauradores de la ciudad. No necesito conocerlos ni ser su colega para poder pasar por los restaurantes que quiera cuando quiera. Esa es el tipo de independencia que busco. Que no me conozca nadie y que me lea quien quiera. Si alguien me conoce es porque soy un pesado y un hombre de costumbres, que repito donde me gusta comer.
Cuando no me lean dejaré de escribir. O antes, para retirarme en lo más alto de las más altas cotas del fracaso. Y no tendré una lista de chefs conocidos en Barcelona ni fotos con ellos.
Y seré feliz, porque yo escribo para pasar el rato. Como este domingo por  la mañana.


Un saludo, buen amigo.

16 de agosto de 2013

Sobre reputaciones digitales veraniegas y otros enredos.

El caso que nos ocupa hoy ya tiene un largo recorrido. Creo y no me equivoco al decirlo de que estamos ante el post del verano en la blogosfera catalana. Cuando Rosanna escribió su post no creo que pensara ni por un momento en provocar lo que se ha generado a raíz de lo escrito el día de autos. Una crítica desde su blog a ciertos aspectos en cierto restaurante de renombre a base de, imaginamos, comprar buena publicidad en todos los medios del país durante varias semanas. Al local en cuestión sólo le faltó aparecer en la lista de las mejores hamburguesas del Time Out, aunque le vamos a dar un poco de tiempo conociendo a las dos partes.

Voy a aceptar que la autora del post, gran conocedora del mundillo gastronómico, hizo un par de comentarios que podían haberse evitado al aportar poco en el aspecto gastronómico del restaurante. Un par de referencias personales evitables. Tal vez. Pero por lo demás, una crítica a un proyecto nuevo que nacía con grandes expectativas y grandes dosis de megalomanía intrínsicamente. Una especie de local definitivo en el mundo del chiringuito y la terraza, sin estar en la playa pero con unas vistas desde la montaña que quitan, al parecer, la respiración. O eso aseguran y por eso te cobran de más.
Una crítica negativa. Sin paliativos. Razonada en a, b, c. Desde el punto de vista de una blogger como muchos de nosotros. Y una crítica que el supuesto dueño del local no acepta de buen grado. Ni él ni sus supuestos amigos (o era él mismo?) que atacan a la blogger desde razonamientos tan peregrinos como "no ser profesional", o "no entender de arroces". Claro, nos ha fastidiado. Ahora los bloggers sólo valen cuando hacen críticas positivas. Para eso sí que se les invita. Cuando alguien levanta una voz disconforme, "no es profesional". Pues claro que no. Entre otras cosas porque ella se pagó su comida y habló libremente como le dio la gana. El problema que tiene el personaje en cuestión es que un crítico profesional de los de verdad y de un gran medio estatal le puso un 6 como nota global a su comida. Esperemos que el propietario, o supuesto, haya llenado el correo del susodicho señor de insultos y de referencias a hormonas y días especiales mensuales aunque no sea un mujer...

Yo no soy ni propietario entrepreneur ni crítico profesional, pero digo lo que pienso. ¿Qué debe hacer un propietario al recibir una crítica en su actividad? Imagino, pero sólo imagino, que si te has sentido atacado en lo personal, pedir una disculpa por ello. Y en lo que se refiere a lo estrictamente gastronómico, pues aceptar la crítica igual que si un cliente se queja in situ. E intentar mejorar. Pero no entrar como elefante en una cristalería bohemia. Que es lo que pasó. Los bloggers no pueden hacer malas críticas pero los supuestos acólitos del propietario pueden insultar libremente. Todo el mundo queda retratado, y no para bien. 

Personalmente mi postura es la siguiente. Cuando voy a un local y no me gusta, no lo publico en el blog. Pero queda claro en Twitter, por ejemplo. Clara es mi postura en lo que se refiere a locales como Toto, El Filete Ruso o demás restaurantes probeta.
No quiero perder un precioso rato de mi vida escribiendo un post que al final no va a servir más que para hacerle publicidad a un local y hacer crecer la expectativa sobre el mismo, aunque sólo sea por el maldito morbo. Así que hablo del mismo en unos tweets, por ejemplo, y ya queda clara mi postura. Pero defiendo, por supuesto, que cada blogger hable de lo que quiera y como quiera. Nuestro blog es nuestro y diremos lo que queramos. Si alguien nos considera "no profesionales" (pues claro!) que simplemente no haga caso o al menos no se retrate y quede en evidencia. De hecho y gracias a todo este lío, voy a empezar a reconsiderar mi postura, y si hay que luchar contra timos, engaños, trileros de la gastronomía y demás gente de bien, igual lo hacemos desde las líneas del blog, y que quede claro desde el titular, como fue el caso. 


Hasta aquí habremos llegado. Apoyo total a Rosanna y a que diga lo que quiera. Que nos habrán los ojos y que haya contraversiones a las oficiales. No todo tiene porqué relucir, por mucha publicidad que nos hagan en los medios. No niego que se pueda comer bien en el local en cuestión ni que haya gente a la que le ha encantado. Por supuesto. Incluso hay gente que es fanática de McDonald's y no por eso lo hace mejor y no criticable.

Aprendan a aceptar las críticas, "profesionales" de la gastronomía. Que ustedes cobran, y demasiadas veces demasiado, y nosotros no tanto.