No tenía claro cómo
enfocar este nuevo post en el blog. Sobre lo que me gustaría hablar sí que lo
tenía claro, pero la forma me hacía dudar. Aquí decimos las cosas por su nombre
y no nos gustan las ornamentaciones barrocas para acabar diciendo nada o casi
nada, así que he optado por la vía contundente, que la siento y percibo como
mucho más propia.
Quiero hablar de la gente
que se merece que se hable de ella. Productores, restauradores y gente de bien
que trabaja con pasión y mucha fuerza siguiendo en lo que cree, buscando
mejorar y sobre todo fidelizar a una clientela cada vez más interesada en no ser
engañada o manipulada por campañas de comunicación más o menos brutales y
lúcidas.
Es decir, se busca gente honesta.
Es decir, se busca gente honesta.
En los últimos años y
coincidiendo con lo que se suele llamar la democratización de la información y
que no deja de ser una especia de eufemismo para aquello de que “Internet somos
todos”, las corporaciones que viven de los medios de comunicación y ofrecen sus
servicios de forma virtual (por lo de online, no porque no cobren) se han ido
haciendo cada vez más y más poderosas. Agencias de comunicación que ya no necesitan
comprar espacios de publicidad tradicionales sino que establecen unas redes
clientelares en la red basadas en recursos de todo tipo, aunque el que nos
interesa para el post es uno bien determinado y delimitado: el alquiler de la
opinión en la blogosfera.
Esto hace que nos
encontremos de forma menos deseable de lo que sería razonable, con campañas de
comunicación muy agresivas que vienen a intentar generar estados de opinión
artificiales y para lo que utilizan muy diversos métodos. El más próximo a lo
que nos encontramos es la famosa técnica del “ágape financiado en local a
promocionar”.
Un local que puede o cree poder tener recursos para este tipo de acto y para mantener a X agencia que le va a preparar un acto que va a ser promocionado ad eternum en ese mundo virtual que todo lo ocupa. Si no estás en la red no existes. Si no se habla de ti en la red, no existes. Si no organizas actos como ésos, no existes. Estás, pero no existes. Comunico ergo sum.
Un local que puede o cree poder tener recursos para este tipo de acto y para mantener a X agencia que le va a preparar un acto que va a ser promocionado ad eternum en ese mundo virtual que todo lo ocupa. Si no estás en la red no existes. Si no se habla de ti en la red, no existes. Si no organizas actos como ésos, no existes. Estás, pero no existes. Comunico ergo sum.
Con eso, el espacio publicitario
deriva en propaganda bananera de tercera en demasiados casos. No nos limitamos
a leer sobre un local, sino a leer excelencias sobre un local. Unas excelencias
artificiales porque el acto era artificial. ¿Qué puede salir mal en un acto de
ese tipo si todo está preparado al milímetro? Difícilmente nada, con lo que si
algo no va a poder mejorar lo más probable es que pueda empeorar en lo
sucesivo.
Ni todo el mundo es
fiable en sus opiniones ni todo el mundo está vendido al gran capital del Cuarto
Poder ni a las grandes corporaciones comunicadoras/restaurantes que se pueden
permitir ese lujo. Hay que saber diferenciar. Por favor. Dicen que todos
sabemos leer pero tal vez no sepamos lo que es más conveniente leer. El detalle
marca la diferencia y hay que saber escoger. Comparar puede ser la clave. Gastronomía
comparativa en los medios como asignatura básica.
Todo esto venía por lo
que comentaba al principio y sobre lo que no he dicho en realidad nada. Hay que
apoyar a gente, en mi opinión, que sin esos medios o que aunque no ignoren esos
medios no nos intenten manipular con fastos faraónicos ni con eventos para
altavoces de todo tipo. Honestidad, bien hacer y poco ruido. Locales que se
dejan la piel por subsistir de forma anónima, donde se trabaja muy bien y se
cuidan los detalles siempre a favor del cliente. No quiere decir que no haya
locales honestos entre aquellos que más gastan en propaganda, pero demasiadas
veces no es así, y es importante porque se juega con el dinero de una clientela
cada vez menos dispuesta a gastar en locales de moda que lo están por la faceta
mediática y no la estrictamente profesional. Ya está bien de restaurantes
revelación o restaurantes del año que lo son por sus campañas o por a quien
pertenecen y no a sus logros reales. Ya está bien de locales encumbrados al inaugurar
por la crítica “especializada” que son gigantes con pies de barro. Ya está bien
de tener que ir donde nos dicen que tenemos que ir. Disfrutemos de experiencias
en locales más honestos y menores en presupuesto para publicidad, pero mayores
en calidad y en esa honestidad de la que les hablo.
La lucha de los honestos modestos, creo, ha de ser la nuestra. Contrarrestar el poder corporativo de la moda y el “hay que ir”. ¿Para qué hay que ir? ¿Para que los propietarios de X local sigan abriendo locales de dudosa rentabilidad para el cliente (siguiendo la relación calidad/precio) para poder seguir comprando espacios baratos de promoción a cambio de un par de comidas bien puestas? Menos medios y más experiencias de entera satisfacción. Menos modas y más calidad. Menos interiorismo y más y mejor gastronomía. No queremos que los locales cierren, no malinterpreten el artículo. Queremos que todos se ganen su público de forma honesta, sin perjudicar a los que trabajan en inferioridad de recursos. Que haya muchos restaurantes porque quiere decir que hay demanda y que hay trabajo para mucha gente.
Pero con principios, sin maquiavelismos de ningún tipo.
La lucha de los honestos modestos, creo, ha de ser la nuestra. Contrarrestar el poder corporativo de la moda y el “hay que ir”. ¿Para qué hay que ir? ¿Para que los propietarios de X local sigan abriendo locales de dudosa rentabilidad para el cliente (siguiendo la relación calidad/precio) para poder seguir comprando espacios baratos de promoción a cambio de un par de comidas bien puestas? Menos medios y más experiencias de entera satisfacción. Menos modas y más calidad. Menos interiorismo y más y mejor gastronomía. No queremos que los locales cierren, no malinterpreten el artículo. Queremos que todos se ganen su público de forma honesta, sin perjudicar a los que trabajan en inferioridad de recursos. Que haya muchos restaurantes porque quiere decir que hay demanda y que hay trabajo para mucha gente.
Pero con principios, sin maquiavelismos de ningún tipo.
Venderse no es una
opción. No perdamos el norte.
¡Viva el mal, viva el capital! Ya lo decía la bruja avería.
ResponderEliminarInternet es ahora el medio de comunicación en el que estar y, como además es mas barato que los tradicionales, ahí se está gestionando el negocio.
Pero al fin y al cabo es lo de siempre. En los premios de la revista Telva siempre se lleva algo Olay, que son del mismo dueño. En Vogue te ponen prendas must delas marcas que luego ves dos páginas más allá en publicidad a todo color. Para qué generar opinión si se puede comprar.
En toda la blogosfera se da la misma situación. A los bloggers de moda les envían ropa, a los gastro a comer. A mi me han invitado a varios sitios y he hecho post. Pero hay algo que siempre tengo claro: si no me gusta, directamente no lo publico. Ni le hago publicidad. Y siempre digo que sí, y pido opción vegana. Es una forma de lobby estupenda y que da una visibilidad que hace 10 años era insospechada.
Igualmente, esto es una burbuja. La gente se da cuenta de los engaños. No se puede ir hablando bien de un sitio que es un timo, o una mierda, y seguir siendo preceptor, los lectores se acaban buscando la vida en otros lares.
Espero que la burbuja estalle y los bloggers que se venden por un canapé queden relegados a la quinta regional.
M.
Todas y cada una de las burbujas estallan, solo hay que esperar. Lo que me molesta es eso de, por ejemplo, locales de moda que lo están porque no dejan de hablar de ellos por no se sabe bien qué motivo. Pero claro como no somos tontos, todos sabemos ese por qué. Y no cuela. Y da rabia.
ResponderEliminarQue se venda quien quiera, pero que no engañe a la gente, por favor. La compra de publicidad y opinión, como bien dices se da en todos sitios. Se compra con ese chantaje del yo pago no vayas a hablar mal de mi, y lo vemos constantemente en medios de comunicación, bancos, empresas eléctricas y un largo etc. Qué triste. Suerte que algunos aún se resisten a sucumbir a la ovejización rebañil que nos intentan imponer en todos los ámbitos de la vida.
Gracias Marta, como siempre!!