16 de agosto de 2013

Sobre reputaciones digitales veraniegas y otros enredos.

El caso que nos ocupa hoy ya tiene un largo recorrido. Creo y no me equivoco al decirlo de que estamos ante el post del verano en la blogosfera catalana. Cuando Rosanna escribió su post no creo que pensara ni por un momento en provocar lo que se ha generado a raíz de lo escrito el día de autos. Una crítica desde su blog a ciertos aspectos en cierto restaurante de renombre a base de, imaginamos, comprar buena publicidad en todos los medios del país durante varias semanas. Al local en cuestión sólo le faltó aparecer en la lista de las mejores hamburguesas del Time Out, aunque le vamos a dar un poco de tiempo conociendo a las dos partes.

Voy a aceptar que la autora del post, gran conocedora del mundillo gastronómico, hizo un par de comentarios que podían haberse evitado al aportar poco en el aspecto gastronómico del restaurante. Un par de referencias personales evitables. Tal vez. Pero por lo demás, una crítica a un proyecto nuevo que nacía con grandes expectativas y grandes dosis de megalomanía intrínsicamente. Una especie de local definitivo en el mundo del chiringuito y la terraza, sin estar en la playa pero con unas vistas desde la montaña que quitan, al parecer, la respiración. O eso aseguran y por eso te cobran de más.
Una crítica negativa. Sin paliativos. Razonada en a, b, c. Desde el punto de vista de una blogger como muchos de nosotros. Y una crítica que el supuesto dueño del local no acepta de buen grado. Ni él ni sus supuestos amigos (o era él mismo?) que atacan a la blogger desde razonamientos tan peregrinos como "no ser profesional", o "no entender de arroces". Claro, nos ha fastidiado. Ahora los bloggers sólo valen cuando hacen críticas positivas. Para eso sí que se les invita. Cuando alguien levanta una voz disconforme, "no es profesional". Pues claro que no. Entre otras cosas porque ella se pagó su comida y habló libremente como le dio la gana. El problema que tiene el personaje en cuestión es que un crítico profesional de los de verdad y de un gran medio estatal le puso un 6 como nota global a su comida. Esperemos que el propietario, o supuesto, haya llenado el correo del susodicho señor de insultos y de referencias a hormonas y días especiales mensuales aunque no sea un mujer...

Yo no soy ni propietario entrepreneur ni crítico profesional, pero digo lo que pienso. ¿Qué debe hacer un propietario al recibir una crítica en su actividad? Imagino, pero sólo imagino, que si te has sentido atacado en lo personal, pedir una disculpa por ello. Y en lo que se refiere a lo estrictamente gastronómico, pues aceptar la crítica igual que si un cliente se queja in situ. E intentar mejorar. Pero no entrar como elefante en una cristalería bohemia. Que es lo que pasó. Los bloggers no pueden hacer malas críticas pero los supuestos acólitos del propietario pueden insultar libremente. Todo el mundo queda retratado, y no para bien. 

Personalmente mi postura es la siguiente. Cuando voy a un local y no me gusta, no lo publico en el blog. Pero queda claro en Twitter, por ejemplo. Clara es mi postura en lo que se refiere a locales como Toto, El Filete Ruso o demás restaurantes probeta.
No quiero perder un precioso rato de mi vida escribiendo un post que al final no va a servir más que para hacerle publicidad a un local y hacer crecer la expectativa sobre el mismo, aunque sólo sea por el maldito morbo. Así que hablo del mismo en unos tweets, por ejemplo, y ya queda clara mi postura. Pero defiendo, por supuesto, que cada blogger hable de lo que quiera y como quiera. Nuestro blog es nuestro y diremos lo que queramos. Si alguien nos considera "no profesionales" (pues claro!) que simplemente no haga caso o al menos no se retrate y quede en evidencia. De hecho y gracias a todo este lío, voy a empezar a reconsiderar mi postura, y si hay que luchar contra timos, engaños, trileros de la gastronomía y demás gente de bien, igual lo hacemos desde las líneas del blog, y que quede claro desde el titular, como fue el caso. 


Hasta aquí habremos llegado. Apoyo total a Rosanna y a que diga lo que quiera. Que nos habrán los ojos y que haya contraversiones a las oficiales. No todo tiene porqué relucir, por mucha publicidad que nos hagan en los medios. No niego que se pueda comer bien en el local en cuestión ni que haya gente a la que le ha encantado. Por supuesto. Incluso hay gente que es fanática de McDonald's y no por eso lo hace mejor y no criticable.

Aprendan a aceptar las críticas, "profesionales" de la gastronomía. Que ustedes cobran, y demasiadas veces demasiado, y nosotros no tanto.


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