4 de marzo de 2013

El caballo no es el problema.

No deja de ser paradójico todo lo acontecido en las últimas semanas a raíz del "descubrimiento" de ADN de caballo o potro en productos preparados en los que únicamente debería haber habido ternera. No es la intención de este artículo una reflexión al respecto puesto que otros ya la han hecho antes y mejor.

Lo que sí que es intención de este artículo es mostrar la paradoja que les anunciaba al principio.
Llevamos años, lustros, décadas, desprestigiendo por ejemplo, a los restaurantes de comida china por una causa ciertamente parecida. Años de tópicos, imbecilidades, análisis de tasca palillo en boca en los que se comentaba lo que te podrían llegar a poner esos malignos chinos desconocidos a los que no se entendía cuando hablaban entre ellos. Que si gato, que si perro, que si los chinos no se mueren en este país, deslizando cierta sospecha maléfica, etc. Todos hemos oído estupideces de ese calibre e incluso podría darse el caso de que las hubiésemos dicho. Todo eran risas, desconfianzas e incluso boicots. "Yo no voy a un chino ni aunque me inviten". Seguro que conocen a alguien que alguna vez dijo algo similar. No lo nieguen.
Y miren ustedes por qué casualidades de la vida que no han sido ellos, tan poco de fiar según la creencia popular, los que nos daban gato por liebre (sin que vaya con segundas) si no "nuestras" propias empresas, infalibles, emprendedoras y occidentales las que nos han engañado masivamente, timado o estafado. Sí, estafado, porque no se puede pagar como ternera de la buena lo que no es.

Ese sector privado de la alimentación, un motor de la economía y que es una de las esperanzas para salir de esta crisis, engañando, como vulgares bancos vendiendo preferentes. No estoy diciendo envenenando. Hablamos del engaño, no del perjuicio, que no creo exista como tal atentado a la salud. Pero engaño.

Imaginen esta situación circunscrita a lo que antes les comentaba. ¿Imaginan que se demuestra que en restaurantes chinos se ha servido masivamente algo que no era lo que se decía que era? ¿En qué punto del linchamiento mediático-social estaríamos de haber sido así? ¿En qué punto estamos ahora respecto a estas empresas que engañan, que nos engañan como consumidores? ¿Las ha cerrado Sanidad? ¿Las ha cerrado el Gobierno? ¿Se les ha prohibido seguir con su actividad?
No han sido los chinos los que nos han puesto gato en el plato. Por ahora, y según las pruebas que tenemos, los que han estado más cerca de hacerlo (que espero no hayan hecho) han sido algunas multinacionales muy poderosas. Pero no pasará nada. Nos han engañado, pero no importa. Nos han cobrado de más, pero no importa. No sabemos qué hemos estado comiendo, pero no importa. Nadie los han controlado hasta que alguien ha dado la voz de alarma. Pero no pasa nada. Son los poderes económicos que nos van a sacar de esta crisis. Aunque tengan que engañarnos un poquito. O mucho.

2 comentarios:

  1. La novia de un compañero de universidad, bióloga,trabajaba en un departamento de no diré qué haciendo análisis de alimentos para ver si eran idóneos para consumo. Una vez me dijo: No sabes la de veces que tenemos que hacerla vista gorda.

    Un horror.

    ResponderEliminar
  2. Pues eso no puede ser. NO PUEDE SER. DENUNCIAR y dejar de comer lo que haga falta. Volver a comer cosas sin procesar. Y listos. Puñeteros intereses económicos.

    ResponderEliminar